¿Qué es la inteligencia emocional?

La Inteligencia Emocional tiene varias definiciones, según diferentes autores.

Según P. Salonevy y J. Mayer, la Inteligencia Emocional es el conjunto de habilidades que contribuyen a la valoración exacta y a la regulación efectiva de las emociones, en uno mismo y en los otros.

También es Inteligencia Emocional el uso de los sentimientos para motivarse, planificar y alcanzar las metas que nos proponemos en la vida.

Dotar de inteligencia la emoción es aprender a:

    • Identificar, reconocer y valorar la propia emoción y el sentimiento en nuestro cuerpo.
    • Expresar las emociones con el cuerpo, los gestos y las palabras.
    • Reconocer e identificar la emoción y el sentimiento en la otra persona.

La IE no es solo el proceso de comunicación interna con las propias emociones, sino que es un proceso de comunicación externa que supone el poner en contacto emocional a dos o más personas.

"La vida en familia supone nuestra primera escuela para el aprendizaje emocional" D Goleman

 

En Avanza durante nuestro trabajo diario, al acercarnos a los niños y niñas, a los adolescentes, adultos e incluso a las familias, le damos prioridad a los procesos emocionales que nos permiten sentir. Gracias a estos procesos podemos identificar, reconocer, valorar y expresar nuestras emociones. Esto nos permite dotar de inteligencia a la emoción y conseguir una mejora forma de comunicación en la relación con uno mismo y con los demás.

Las emociones y los sentimientos son la pieza clave para un proceso vital en el que no estamos exentos de dificultades que nos obligan a cambiar para adaptarnos. Sin la inteligencia emocional estos cambios pueden resultar tan difíciles de afrontar que deriven en una mala adaptación que nos conduzca a un fracaso en nuestras relaciones, al malestar personal o incluso a desarrollar una patología.

Los procesos educativos y terapéuticos requieren de un aprendizaje anterior del manejo de las emociones. Con la Inteligencia Emocional la terapia y la educación son más eficientes y eficaces.

La educación y la crianza de nuestros hijos e hijas requiere de un compromiso por parte de las figuras adultas de referencia por aportar, no solo la parte lógico-formal del pensamiento sino también la parte emocional. Educar es poner en juego mecanismos que permitan al niño y la niña conectar con sus emociones, comprender sus sentimientos y ponerse en contacto con su cuerpo, su sentir y su estar en el mundo.

Para conseguir una crianza emocional saludable se requiere que los padres y las madres partamos de los siguientes puntos:

  • Criamos desde la contención. Somos el soporte que les arropa en el conflicto, que nunca estará exento de emoción y confusión. Les tenemos que dar espacio para sentir, sentir nosotros con ellos, compartir lo que estamos viviendo y no fijar nuestras metas en la resolución del conflicto o en terminar con el malestar. Sí, sufrimos como padres y como madres cuando ellos y ellas sufren, pero la urgencia no es que desaparezca el dolor, sino servir de contención para aprender a gestionar el sufrimiento.
  • Educamos desde nuestras propias emociones. Poniéndonos en contacto con lo que sentimos y expresándolo de modo que el niño o la niña sean capaces de aprender de lo que nosotros sentimos, no solo de lo que decimos.
  • Desde el amor incondicional. El afecto y el amor que les damos es fundamental para un desarrollo sano. Pero no debemos en ningún caso condicionar el afecto y el cariño a un buen o mal comportamiento. El amor es porque sí, por lo que son y no por lo que hacen o dejan de hacer.
  • Desde la aceptación. Nuestra función padres y madres, de figura de apego, solo pasa por la aceptación total de nuestros hijos e hijas. Sin fisuras. Aceptación de lo que son, de lo que no son y de lo que se opone a nuestro propio deseo. Es nuestra obligación aprender a aceptar que nuestras expectativas como padres y madres, no se verán cumplidas. Es necesario por tanto que nos aceptemos primero a nosotros mismo para luego poder aceptarles.
  • Desde la frustración. Poniéndole límites, aportando el no, es la forma más saludable de ayudarles a acercarse hacia su propia identidad y aprender a gestionarla. Poner límites desde el afecto, no desde la mera imposición, siempre de acuerdo con su propia fase evolutiva. Aquí debemos aprender a mirarnos a nosotros mismos y ver cómo nos sentimos cuando les ponemos freno. Ver si somos capaces de aguantar ciertos sentimientos de frustración, culpa, etc.
  • Desde la calma. A veces respondemos ante ciertas situaciones con ira, enfado, necesidad de poder. Esto nos puede estar llevando hacia una parte muy agresiva de nosotros mismo que si aparece será perjudicial para el desarrollo emocional de vuestros hijos e hijas. Y la responsabilidad de ponerle límite a esto somos nosotros mismos. A veces es mejor ponernos nosotros en terapia para poder ayudar nuestros hijos que llevarles a ellos y a ellas al psicólogo.

“La vida en familia supone nuestra primera escuela para el aprendizaje emocional (…). Esta escuela emocional funciona no solo a través de lo que los padres dicen  o hacen directamente a los niños, sino en los modelos que ofrecen a la hora de manejar sus propios sentimientos y aquellos que tienen lugar entre marido y mujer.”

Daniel Goleman

¿Dónde y cómo fomentar la inteligencia emocional?

 

Entendemos que la Inteligencia Emocional es algo básico para las relaciones humanas, pieza fundamental de la motivación y elemento esencial para la planificación y ejecución de tareas. Por eso creemos que la Inteligencia Emocional hay que fomentarla en dos contextos fundamentales para los niños y las niñas. En primer lugar en la escuela, aunque esto no esté dentro del currículo oficial de la enseñanza en nuestro país. En segundo lugar, pero mucho más importante, en el contexto familiar.

Somos los adultos, como padres y madres o como profesores y profesoras, los que tenemos la obligación de transmitir estas habilidades a los niños y las niñas. Solo en un ambiente en el que demos prioridad a las emociones podrán nuestros hijos e hijas aprender a manejar la emoción de un modo inteligente. Por eso, lo fundamental para fomentar la Inteligencia Emocional en nuestros pequeños y pequeñas es cultivarlo en nosotros mismos.

 

¿Qué conseguimos con la inteligencia emocional?

  • Valorar y regular de forma efectiva las emociones en uno mismo, mejorando así el control emocional.
  • Valorar la expresión emocional de los otros para tener una mejor comunicación interpersonal.
  • Ser más conscientes de nosotros mismos y de lo que nos rodea, poniéndonos en contacto con nuestras necesidades y nuestros deseos.
  • Utilizar nuestro propios sentimientos para motivarnos, dosificar el esfuerzo y dirigir nuestra acción a conseguir nuestras metas.
  • En definitiva, nos ayudará a ser más felices.

 

Cursos y talleres

Avanza te ofrece cursos y talleres para cultivar la Inteligencia Emocional, ya sea en Centros Educativos, o en nuestro propio centro.

Estamos en Usera, en Calle San Fortunato,8. ¡Ven a conocernos!

Si lo prefieres, también puedes ponerte en contacto con nosotros a través de los teléfonos 91.082.56.93 y 662.152.855.

Nuestros cursos y talleres están dirigidos a alumnos, padres y madres, entidades sociales y empresas.